A Proposito Del Camino: Tras Los Pasos De Nadie

Descripción

A PROPOSITO DEL CAMINO: Tras los pasos de Nadie


Hoy lloro en silencio. No es una lagrima viva. Pero si desde el estribo del respeto y mi más honda consternacion. Como se llora un padre, una madre o un consanguíneo. Al procer que, segun tus flacas luces, fue quien mejor intimo con tu yo mas pueril. Ese leal amigo que siempre estuvo. Lo que dispuso como nadie, a lo grande y como los genios, a traves de su excelente obra. Y digo yo: ahora quien va a ponderar así. Porque, para que enganarnos, se puede sopesar, calibrar, medir, pero no. Lo suyo era ponderar. Al modo en que te apegas al único que te mola. Esa voz que haces tuya de tanto usarla. Ese guino infalible, difícil de igualar incluso, para seducir a una dama. Con que descaro voy, ahora yo, por mi cara linda, a aduenarme de ese léxico que comprende sus dominios. Suyo hasta la muerte. Y ni aun asi. Ni ya que eres finado, maestro, tendria yo el descaro, el poco tacto de ajartelo. Y ahora quien novelara a tu manera tan sublime, creativa y de ese modo tan tuyo. Quien con tu estilo. Que autor me hará volver la página, saborear cada sabroso vocablo, adivinar dónde acaba la segunda persona y dónde la primera o viceversa. Donde la exclamación y donde la interrogación. Por no decir admiración; la que siento ante tal genialidad. Hola aquí. Mira que lo intento hacer sin signos ortográficos. Que como lo hacia. Platicando estoy con el, pues. Quiza me lo confie. Allá donde vaya. Al Olimpo de los médicos. Sí, lo veo. Todo era punto y seguido. Parte de una fase cíclica, del cuento del nunca acabar. Siempre punto y aparte. Nunca punto y final. Del carrusel de las almas. La cadena trófica. La ley de Lavoisier: la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. Es por ello que tu positivismo (aunque discrepen) y todo cuanto consejo obtuve de tu legado, perdurara por siempre en mí, en tu memoria. Pues, grosso modo, no es menos cierto que en mi habita parte de aquel Hombre duplicado. Soy uno más de Todos los nombres, un poco de esa nada y en parte el resultado de El evangelio segun Jesucristo. De El ensayo sobre la ceguera, hasta recobrar mi Lucidez. Y en sumo grado también congenio, casi que flirtee, con aquella picara guadana en las Intermitencias de la Muerte. Sí, amigo. Tu luz perdurara entre las Fuerzas del Universo. He ahí que hiciera el Camino Francés, comedida y respetuosamente, en paz, oyendo las senales, donde también un día tu energía atávica se manifestara. Como así la de tantas genialidades al hilo de esta ruta románica. No me queda otra, así pues, maestro: hacerme el Camino otra vez, impregnarme del influjo de tu perspicacia. Oir el rumor de tu esencia. Pues yo, como tú, tampoco espero nada de la vida, por eso lo tengo todo. Pues yo, como tú, igual creo a pie juntillas que lo último que pierde a un hombre no es la vida sino la dignidad. Es por ello que este vaniloquio no busca fama ni vanidad, ni tan siquiera promover mi blog. Sino diluirlo en la brisa, al relente de la mañana, al espacio cósmico e inveterado, al silencio imperturbable donde, por siempre, susurrarán los genios Hasta siempre, Jose Saramago (1922-2010) El exagente federal de Brasil, Alto Paraná, Cyro F. Pinto regresa a España. Su precaria situación lo lleva a inmiscuirse en un asunto cuanto menos oscuro, que acepta no tanto por complacer a un viejo conocido, el inspector Modesto T. Borbalán, dipsomano y reputado putanero de primera instancia e instrucción, como por vivir esta increíble experiencia. Así, sobre el recorrido de esta ruta medieval, fiel a su rectitud, al cumplimiento del deber y a su conciencia limpia, descubre que Inocencio Dapena no es ni de lejos un delincuente en busca y captura, sino que es la víctima de una despreciable trama en la que Carlota Gallego, cuyo desorden afectivo es tan pronunciado como su fascinante atractivo, es el nudo que a ambos penitentes, investigador e investigado, ahoga en mitad del Camino de la noche apesarada.