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Descripción

DIARIO DE MOSCU: RECUERDOS DE UN ESTUDIANTE EXTRANJERO EN RUSIA. (LITERATURA Y POESÍA)


DIARIO DE MOSQUITOS: LOS PROTOCOLOS DEL TIEMPO PERDIDO. Si alguien quisiera tener rápidamente una idea vivaz de lo que fue la vida cotidiana en la Unión Sovietica en los años 80, podría ahorrar la pesada lectura de Alexander Solyenitzin; le bastaria por el momento leer Diario de Moscú de Edgardo Malaspina. Sin duda se trata de un protocolo de experiencias, las de un venezolano que cursa en Rusia estudios de medicina, desde la equivalencia del bachillerato, desde 1977 hasta 1990. Deberiamos encontrar, pues, un Moscú habitado por un extranjero, pero uno de los rasgos que impactan de este libro es la impresión de que Malaspina posee, entre innata y adquirida, una sensibilidad y un alma rusa.La modestia formal de este proyecto de escritura; la de ser un simple diario o secuencia cronológica de anotaciones, sin grandes propositos de estructuras, tramas o finalidades, le da al texto no solo una agilidad y desenfado en la lectura, la cual corre mansa como entretenidas horas, sino también una libertad y una soltura en la expresión que le permite al autor pasar de la nota brevisima, de una sola frase, el recuento telegráfico, al arresto reflexivo de la memoria y, en sus momentos más intensos, a la hondura y la emotividad filosofica de la novela.En conjunto, sobre todo en el cuerpo principal del libro (que consta de tres grandes partes: Diario de Moscú, Diario de verano 2006, Diario de invierno 2008-2009), esta recopilación de notas sueltas deja el efecto acumulado de haber leido de haber leido una novela rusa escrita por un venezolano, un médico rigurosamente científico que a la vez es un sensible humanista y que nos pasea por un fresco sintetico de la cultura eslava y europa-oriental con minucia, agudeza y sensibilidad, a traves de una nostalgia serena y objetivista que parece ir acumulando una recopilación y búsqueda del tiempo perdido, poblado de pocos personajes dibujados resaltantemente con detalles, paisajes, monumentos y obras conmovedoras, poetas y novelistas prenados de sabiduría, pero sobre todo, un catalogo go, una tipología vivencial del pueblo ruso en sus caracteres, costumbres y figuras, retratados finamente. Notable resultado la galería de profesores de medicina, muchos de ellos amantes de la filosofía.Presenciamos así una anatomía de la humanidad rusa de la época, inimaginable para las víctimas occidentales de la propaganda negra y la doctrina de la cortina de hierro, así como del alma soviética, con su amor simple y auténtico por la revolución bolchevique, por Marx y Lenin, con su sencilla y honesta práctica del comunismo, la solidaridad y el internacionalismoEste socialismo nativo y casi ingenuo entrara sin embargo en crisis, luego de los efectos preliminares de La perestroika senalados al final de la primera parte, para poblar como problema la segunda y la tercera parte del Diario, que pueden ser vistas como una revisión crítica, madurada por la historia, de aquel inocente comunismo de la experiencia juvenil, cuando el autor visitó la extinta Union Sovietica en 2006 y 2008, donde emergerá una demonología inedita de la personalidad rusa, con su consumismo reprimido, su fanatismo religioso la moda, su pánico perenne al terrorismo y al hampa, y sus madres indigentes mendigando en los andenes. Y podemos agradecer al doctor Malaspina ser médico en el registro de la vivencia, que evita todo despliegue personal o subjetivo en áreas de un objetivismo fenomenológico y sintomatológico que nos ahorra todo drama personal o existencial, para librarnos la serena y siempre sorprendente impronta del viaje, sin que ello le impida transmitirnos su emoción objetiva ante la sabiduría rusa, a traves de la inagotable referencia de sus escritores ilustres, así como su admiración por todos aquellos rasgos culturales eslavos, desde la amarilla cerveza en todos los quioscos hasta el monumento a Pedro El Grande en el antiguo Leningrado.J. A Calzadilla.