Varios Artistas La Clarinette Parisienne Sacd

Descripción

Hasta alrededor de 1900, el repertorio del clarinete estaba dominado por la música de las tierras de habla alemana, en gran parte debido a la influencia de tres destacados clarinetistas. Inspirados por Anton Stadler, Heinrich Brmann y Richard Mhlfeld, respectivamente, Mozart, Weber y Brahms compusieron algunas de las mejores obras para clarinete jamás escritas. Pero especialmente después de la derrota en la guerra franco-prusiana de 1870-71, el establishment cultural francés se preocupó cada vez más por cultivar una voz nacional propia, y el nuevo lanzamiento de Michael Collins es un recordatorio de ello. Todas las obras grabadas aquí datan de los últimos años del siglo XIX y posteriores, y llama la atención que cuatro de ellas (Debussy, Widor, Messager y Rabaud) se hayan escrito como piezas de concurso para el Conservatorio de París, la institución que desempeñó un papel tan decisivo en la configuración de la vida musical francesa. Pero a pesar de que se encargaron con fines educativos, no tienen nada de académico: desde la seductora Rapsodia de Debussy hasta el desenfadado Solo de concours de Messager, tienen, en cambio, un marcado toque francés, quizás incluso parisino. Esto también se aplica a la Sonata para clarinete de Saint-Sans, compuesta en el último año de su vida pero llena de encanto e ironía cortesana. Cierran el disco dos obras de ambos extremos de la vida de Francis Poulenc. Si bien la breve Sonata para dos clarinetes de 1918 es pura y descarada diversión, la Sonata para clarinete y piano de 1962 es más conflictiva emocionalmente, como lo indica el tempo del primer movimiento, que marca Allegro tristamente. Durante la mayor parte del programa, Collins cuenta con la colaboración de Noriko Ogawa, cuyo piano le ha valido un especial reconocimiento en el repertorio francés, con Sergio Pires como invitado en el dúo de clarinetes de Poulenc.