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Hace 25 años el Zoo TV de U2 enloqueció a México
Hay conciertos que quedan por siempre en la memoria, la noche más explosiva del Palacio de los Deportes fue escrita hace un cuarto de siglo y esta es la historia.

Por: Gustavo de la Rosa

El año 1992 estuvo lleno de historia; Bill Clinton ganó las elecciones en EU, México firmaba el TLCAN, terminaba la guerrilla en El Salvador, Yugoslavia desparecía del mapa con la independencia de Bosnia Herzegovina; Rigoberta Menchú obtenía el Nobel de la paz, mientras que en Los Angeles se vivieron cuatro días de disturbios raciales.

En el mundo de la música, U2 revolucionaba la experiencia de un concierto de Rock con un original espectáculo multimedia, inteligente, crítico, lleno de excesos tecnológicos, surrealismo audiovisual, imágenes satelitales que llamaron el Zoo TV tour, que acompañaba la gira de su séptima producción “Achtung Baby”, que contenía un sonido fresco, renovado, experimental y alejado de convencionalismo.

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En México, ese año se vivía un auge de conciertos, tocaron Guns & Roses, Van Halen, Jethro Tull, The Ramones Lou Reed, Iron Maiden, Black Sabath y U2 cerró ese magnífico 1992 e hizo historia, marcó para siempre un antes y un después con cuatro conciertos que derrocharon locura.

Esa locura llegó hasta la taquilla y un público mexicano hambriento de buen rock, que quería dejar atrás los años de censura y escribir una nueva era, en cuestión de minutos colapsaron el incipiente sistema de Ticket Master, agotaron las localidades e impusieron un record en venta de boletos.

Estaciones de radio como Rock 101, Radio Capital o Estéreo Joven, o revistas como Conecte, le dieron la cobertura y la relevancia que U2 ameritaba.

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La noche de noviembre fue la fecha histórica en que el Palacio de los Deportes, recibía a U2 por primera vez en un país latinoamericano y a sus frenéticos seguidores, que abarrotaron el lugar.

En la arena se había montado el vanguardista escenario con enormes pantallas de video y monitores de televisión, del techo colgaban mini autos trabant alemanes pintados de manera psicodélica, una pasarela conectaba al escenario principal con uno más pequeño que llegaba a la mitad de la pista. Afuera la reventa alcanzaba el millón de pesos por boleto.

El acto inicial fue Big Audio Dynamite, comandados por el ex The Clash Mick Jones que salió con un sarape y un sombrero muy mexicano, se ganó a la gente, después un DJ se subió a uno de los trabants que tenía cientos de espejos y mientras repartía flores, mezclaba a los Red Hot Chilli peppers, Led Zepellin y Beastie Boys, entre ambos dejaron los ánimos bastante encendidos.


A las 9:30 pm, la luces del escenario se apagaron, el escenario quedó a medio luz, un ensordecedor grito de la gente que enchinaba la piel, le dio la bienvenida a Bono que aparecía caminando lentamente hacía el micrófono, vestido con pantalones y chamarra de cuero, lentes obscuros, tomó el micrófono y mientras levantaba la vista hacia el cielo cantaba “I could’ve lost you” a su espalda se sumaban The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. El irlandés terminó el cantico, se arrodillo como agradeciendo el recibimiento y aquello se convirtió en una sucursal del manicomio.

Los primeros guitarrazos fueron para Zoo Station, los movimientos de Bono y sus siluetas en las pantallas que perseguían su imagen causaban confusión, sorpresa y euforia. Le siguió The Fly, el primer sencillo del Achtung Baby con un bombardeo de mensajes en las pantallas que hacían subir más y más la intensidad de la arena.



The Edge, quien vestía de chaleco y su beaniecon símbolos alrededor, tocaba la guitarra con maestría absoluta, Adam Clayton y su moicana en su cabeza se lucía en el bajo con una actitud de rockstar y Larry Mullen Jr, destrozaba la batería.

Bono lanzó sus primeras palabras en español “Muchas gracias México estoy muy contento de estar aquí” y además se atrevió a dar un pronóstico para el partido del día siguiente “México 3 – Costa Rica 1” y se había ganado al público la gente respondió con una gran locura, aplausos y el grito de México, México, México!!.

Tocaron One e hicieron llorar de emoción a sus seguidores. Una chica hizo el sueño de todas posible y subió a bailar con Bono, con un baño de champagne celebraban un momento para el recuerdo.

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El éxtasis llegó con New Years Day, con las primeras notas del bajo de Adam Clayton los irlandeses habían invocado el despertar de las conciencias llevándolas al delirio, 22,000 personas pero que parecían muchos más cantaron con euforia desbordada cada estrofa, en el escenario solo cuatro músicos pero que también parecían más, muchos más

Larry Mullen Jr se levantó de la batería para tomar el micrófono, alguien le aventó la playera de la Selección Mexicana de futbol y se la puso, se llevó la gloria y levantó una ensordecedora ovación, el baterista cantó a capela, el público lo acompañó con encendedores que prendían y se apagaban al ritmo de los aplausos.

El orgasmo llegó cuando en el B Stage sorpresivamente tocaron La Bamba, el Palacio de los Deportes era un pandemónium, se extremecía, parecía explotar de intensidad, cantaron con desbordada emoción Angel Of Harlem, When loves comes to town y unas estrofas Redeption Song de Bob Marley


La Música había logrado su propósito, llevar a la gente a un estado mental y emocional de delirio, de manera espontánea los encendedores que prendían y apagaban al ritmo de la música acompañaron a U2 junto a Lou Reed que aparecía en pantalla.

Al tocar Sunday Bloody Sunday, I Still Haven´t Found y Where the Streets, la gente vivía un momento de frenesí, de éxtasis y locura, había una energía especial, una atmosfera de intimidad, la música era el pretexto para desahogar emociones de libertad, esperanzas, sueños y anhelos. Había llanto, alegría, emoción que se podía sentir a flor de piel.

Tocaron Pride donde imágenes de Martin Luther King aparecieron en la pantalla y al ritmo de Stand By Me, dejaron al Palacio de los deportes en ebullición total para un encore.

Regresaron con Desire, el sencillo de 1988, ahora Bono vestía un traje plateado y un sombrero texano (en el último con cierto lo cambió por uno de mariachi), como invocando a Elvis en sus últimos días en Las Vegas combinado con una especie de nuevo predicador que daba sermones por Amor o por Dinero, mientras que derrochaba billetes al aire, para cerrar la canción con una ejecución perfecta del sonido de la armónica.



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Llegó With our Without You y el ídolo irlandés que para ese momento era más que un dios, simuló una llamada telefónica y dijo “I Want Speak to my Baby” sus seguidores se le entregaron, cantaron con la energía de la desolación de un retorcido amor mal correspondido, ya inspirado el irlandés cerró con el coro de “We Shine like stars in summer night …”

El concierto terminó con Love is Blindness y al final los astros irlandeses se despidieron del público mexicano que se entregó, que los elevó a la categoría de dioses y a cambio los irlandeses escribieron la página del Rock más celebre que se haya escrito en México.

Al final, en éxtasis aún con euforia y la adrenalina de un gran concierto, con el sudor en su frente y con una botella de Tequila en Mano, Bono declaró a una estación de radio “Este ha sido uno de los mejores cinco conciertos de U2 en toda su historia, tocar en México fue como tocar en casa, estamos muy contentos…”


Fue así que U2 junto con 22,000 mil frenéticos seguidores escribieron la página más intensa, conmovedora, explosiva del Palacio de los Deportes, una noche que le dio público mexicano de un lugar especial para los irlandeses de por vida y hoy se cumplen 25 años de esa noche digna de recordar en la página de Rockstorias como la más apoteósica que se ha escrito en Domo de Cobre.

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