Corral Perro 1mt Alto 8 Paneles Barrotes Cerrados

Estas rejas son súper útiles y prácticas para cuidar de nuestros animales. Yo las usé para separar mi jardín y, como tienen la puerta de humano, sigue siendo muy fácil para las personas entrar, mientras que los perritos no pueden pasar. El material es muy resistente, están al aire libre y, aunque ha llovido mucho, no muestran signos de óxido o maltrato. Como son páneles, los puedes acomodar de muchas formas, así que se adapta muy bien a cualquier espacio, además puedes moverlas sin mayor problema y reacomodarlas según tus necesidades del momento. Además, aunque no van fijas al piso, los perritos no pueden tirarlas y tampoco pueden abrir la puerta.

Uso las rejas para proteger un carro fiesta del ataque constante que tenía de mis seis perritas jaja que cuando que comenzaron a morder (porque las tengo desde que nacieron) tenían la maña de meterse debajo del carro y destrozar los cables eléctricos que van en el motor, por ejemplo el del arnés del compresor del aire acondicionado y molduras que van en las salpicaderas traseras, con esto ya ni siquiera se acercan al coche para hacer sus travesuras las mendigas perrijas.

La mejor compra que he hecho en mi vida, este corral salvó mi relación! es resistente, fácil de montar y tiene una puerta muy conveniente. Adoptamos un cachorro en diciembre, como tenemos gatos poco a poco lo fuimos dejando entrar en la casa. Primero una habitación, después de unos días la planta baja, después de un par de semanas la planta alta. Y he aquí donde comenzó el problema. Como trabajamos desde casa, usamos una habitación como oficina, un escrito de un lado y el otro en el opuesto. El cachorrito por alguna razón se terqueo a orinarse a un lado de mi escritorio. Durante el mes que tenía con nosotros le enseñamos a ir al baño en el patio, y todo el tiempo iba allí, excepto cuando yo estaba cerca de mi escritorio. Y así pasó otro mes, lo intentamos todo, limpiar con jabones enzimáticos, premiarlo cada que hacía del baño en el patio, pasar más tiempo con el, darle su espacio, jugar con el hasta cansarlo, comprarle más juguetes para morder (por si era ansiedad), y por supuesto regañar lo cuando llegamos a la desesperación y nada funcionó. Hubo culpas, gritos, frustraciones, peleas, abogados, platicas de divorcio, todo por qué el cachorro no cambiaba ese comportamiento. Finalmente como última esperanza compre este corral, lo usamos para dividir la oficina, limitarme el acceso a mi lado, y boom! problema solucionado! ya no se orina en la casa, ya no peleamos por quién tiene la culpa del mal comportamiento y vivimos más felices con el cachorro.