Cuentos De La Alhambra Sepan Cuentos #79 Washintong Irving
en 24x
Stock disponible
MercadoLíder | +5mil ventas
MercadoLíder Platinum
+5mil
Ventas concretadas
Brinda buena atención
Entrega sus productos a tiempo
Medios de pago
Hasta 12 meses sin tarjeta
Tarjetas de crédito
¡Paga en hasta 3 cuotas!
Tarjetas de débito
Efectivo
Características del producto
Características principales
Idioma | Español |
---|---|
Formato | Físico |
Editorial | PORRUA |
Otras características
ISBN | 9789700721774 |
---|
Descripción
Narrativa Universal
# 79. Cuentos De Alhambra
Irving, Washington
Detalles
Editorial:Porrua
Materia:Narrativa Universal
ISBN:9789700721774
Hállase la Alhambra en la cima del cerró de la Asabicl1, nombre árabe dado a una colina situada al este de Granada, No tiene la milenaria fortaleza la reciura de las primeras construcciones que levantaron los moros en España Cuando a principios del siglo VIII, con ímpetu incontenible se lanzaron a la conquista de la Península soñando en implantar la religión predicada por el Profeta y en la conversión o exterminio de los cristianos. No es toda la piedra como la Mezquita de Córdoba y el palacio de Medina Sahara; los materiales de que está construida son deleznables, pero mármoles sabiamente colocados en el pavimento y azulejos en la parte baja de los muros y en todos los lugares expuestos al roce protegen la construcción. A falta de primores tallados en la piedra, el yeso policromado, en lo alto de los muros, y las maderas labradas, incrustadas en las bóvedas, hacen maravillas. La grandeza de la Alhambra comienza en 1238 cuando Mahomed ben Alahmar, de la dinastía nazarí, se apoderó de Granada, después de haber dominado Jaen, Baeza y Guadix. Cuando Mahomed y su gente de armas negaron a tierra granadina, quedaron extasiados ante la belleza del suelo que pisaban; sus vegas, su exúbera vegetación, la nieve eterna de los picachos de la Sierra Nevada y el agua que corría abundante en el darro produjeron en ellos emoción indescriptible. Habituados a vivir en tierra inhóspita, nómades en el desierto por necesidad y por atávica costumbre, los árabes, que llegaban de tierras ayunas de agua y carentes de vegetación, se dejaron conquistar por el suelo de Granada. Y aquellos hijos del desierto, soñadores y poetas por naturaleza, encontraron en Granada lugar propicio para realizar sus sueños, y en la vegetación y las aguas, anticipados deleites del paraíso ofrecido por Mahoma.
Garantía del vendedor: 1 meses
Preguntas y respuestas
¿Qué quieres saber?
Pregúntale al vendedor
Nadie ha hecho preguntas todavía. ¡Haz la primera!